La Reencarnación
La reencarnación es un proceso de evolución (o a veces involución), en el que las almas espirituales como nosotros en el universo material, cambian de cuerpo al morir, tomando otro según su karma y deseos. Así, a veces toman el cuerpo de un ser humano (chino, italiano, peruano, ruso, etc.), de un animal o plantas, de acuerdo a su estado de conciencia al momento de la muerte.
Incluso este cuerpo en el que estamos actualmente lo vamos cambiando, pues cada cierta cantidad de años cambian las células del mismo, pero seguimos siendo la misma persona, la misma alma espiritual. Nadie pensaría que somos otra persona que ha suplantado a nuestro anterior ser que había hace 12 años. Somos la misma persona con un cuerpo diferente, es decir, estamos transmigrando de cuerpo. Y cuando el cuerpo muera, transmigraremos a otro cuerpo nuevo a menos que hayamos alcanzado la liberación. Eso es la reencarnación.
Es más lógico pensar que las acciones realizadas que no hayan generado una reacción deban generarla en algún momento (en todo el universo se cumple la ley de acción y reacción). Y si la muerte fuera el paso final, no habría tiempo para las muchas reacciones en espera. Así, la reencarnación está estrechamente ligada con la Ley del Karma, y con el hecho de que no somos este cuerpo material, sino un alma espiritual.
Enseñanzas del Srimad Bhagavatam:
En este mundo material, que es como un rápido río, todos llegan a ser, sucesivamente, amigos, familiares, y enemigos, con el correr del tiempo. También actúan como seres neutrales, y en muchas otras variedades de relación. Pero en ninguna de tan diversas situaciones se mantiene una relación permanente.
Tal como el oro y otros bienes están contínuamente transfiriéndose de un lugar a otro, a consecuencia de la compraventa, también el alma, a consecuencia del karma vaga por el universo, siendo inyectada sucesivamente en la matriz de diferentes especies de vida, por el semen de un nuevo padre cada vez.
El alma es eterna, y no tiene una relación permanente con sus supuestos padres. Erróneamente admite que es el hijo de ellos, y los ama en consecuencia. Con la muerte, sin embargo, la relación se termina. Siendo así, es inadecuado lamentarse o regocijarse. El alma es eterna, imperecedera; no ha tenido principio ni tendrá fin; no ha nacido ni morirá. El alma es igual, en calidad, al Señor Supremo. Ambos son personalidades espirituales. Pero, debido a su pequeñez, el alma es propensa a sentirse fascinada por la energía material, y a crearse cuerpos apropiados a sus diferentes deseos y actividades.
(Extractos de Volver a Nacer, de Srila Prabhupada, BBT).
Cómo liberarse de la reencarnación
Para no regresar a este mundo material donde se nace, envejece, enferma y muere, debemos terminar con nuestro karma y volver a Dios, alcanzando la autorrealización.
El primer paso consiste en comprender que "yo no soy este cuerpo''
Todos los seres vivientes originalmente existen en el mundo espiritual, como amorosos sirvientes de Dios; pero, cuando, la entidad viviente desecha tal relación, cae bajo el control de la energía material. El alma eterna entonces queda atrapada en el ciclo de repetidos nacimientos y muertes, tomando diferentes cuerpos materiales según su deseo y karma.
Las reacciones del karma son como el polvo que cubre el espejo de nuestra conciencia espiritual pura. Este polvo puede ser quitado únicamente mediante el mantra Hare Krishna, que está compuesto exclusivamente por nombres sánscritos de Dios.
Para volver a Dios y terminar con el ciclo de repetidos nacimientos y muertes o reencarnaciones hay que seguir un proceso espiritual fidedigno. En los Centros y Templos de Iskcon puede aprenderlo.